viernes, 15 de enero de 2010

Por fin, Viernes.

Pues eso mismo. Por fin ha llegado el fin de semana. He llegado a él agotada y con un ataque de migrañas,pero entera, al fin y al cabo.
Debo decir que ésta semana se me ha hecho más larga de lo que desearía. Las clases me han resultado menos interesantes de lo que esperaba, aunque menos extresantes de lo normal.
Se suele decir que la mejor vida, es la del estudiante. Y sí, debe ser verdad, porque somos quienes más períodos vacacionales tenemos, y, aunque nuestra responsabilidad es estudiar y aprobar (lo cual nos lleva a semanas críticas de extrés, agobios, insomnio, y desmayos varios), no es nada comparado con tener que matarse doce horas diarias a trabajar para dar de comer a tu familia.
He dicho que soy estudiante, pero en ningún momento he comentado qué es exactamente lo que estudio. Estoy en un ciclo de FP, Atención Sociosanitaria. Básicamente me estoy preparando para poder atender y cuidar a personas con dependencia (personas mayores, enfermos crónicos, enfermos mentales, personas con discapacidad, etc). Comencé el curso muy ilusionada, llena de nuevas expectativas y proyectos en mente, feliz con la decisión que había tomado. Son unos estudios con una gran demanda profesional, debido a la reciente Ley de Dependencia que el gobierno ha creado, se enfocan en trabajo sanitario y social, y, aunque duro, y a veces muy deprimente, tiene que ser realmente gratificante poder hacer algo por los demás.
Sin embargo, los últimos dos meses no me siento muy motivada, y me noto bastante frustrada. No paro de cuestionarme mi capacidad para ejercer un trabajo con una responsabilidad tan grande como es ocuparse de quien no puede hacerlo por sí mismo. Soy demasiado empática, y ver las situaciones tan duras que sufren esas personas...en clase nos advierten "Debéis separar lo profesional de lo personal. No podéis ir de una depresión a otra". Y últimamente no se si sería capaz de hacerlo.
Entré en éste curso porque me gusta, pero no estoy segura de que sea algo vocacional.
Para mí, la vocación verdadera, son los libros. Imaginar historias, vivir cientos de vidas cada vez que creo un nuevo personaje, viajar alrededor de éste mundo y de otros creados por mí...
Eso es la vocación para mí.
Pero soy joven, y necesitaba hacer algo con mi vida. Necesito independencia, necesito libertad, necesito un espacio para vivir mi propia vida...y eso solo puedo conseguirlo, al menos de momento, con un trabajo que me permita emanciparme.
Sin embargo, últimamente me acecha el miedo. No quiero verme atrapada en una vida que en realidad nunca deseé, dedicándome a algo que me haga infeliz...porque, lógicamente, necesito tener algo por si no consigo consagrarme como escritora ¿no?
No se qué me sucede, pero me encuentro llena de inseguridades. Quizás es algo normal pensar que no estás haciendo lo correcto, quizás no es extraño sentirse un poco perdida en algún momento de tu vida.
Sentir...que tus sueños se escapan poco a poco entre tus dedos, que pese a que los sientes tan cerca de ti,al alargar la mano no consigues rozarlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario