sábado, 11 de septiembre de 2010

La hija pródiga


Ideas.
Eso es lo que hay ahora mismo en mi cabeza.
Docenas de ideas, no cientos de ideas...¿qué digo? ¡Miles de ideas!
Ha vuelto. Se asoma tímida, con las mejillas encendidas. Creo que la da vergüenza haberme abandonado durante tanto tiempo.
Pero eso no importa. Se lo perdono. Si me promete que no me la va a volver a jugar, la perdono todo.
Y es que hay que entenderla. Es un poco ramera, y muy pija. Por eso cuesta tanto tenerla a tu lado.
Quizás debería mostrar un poco de orgullo y darle con la puerta en las narices. Renegar de ella.
Pero no puedo...lo he intententado muchas veces, he intentado darla la espalda, ignorarla, olvidarla...pero es imposible. Sabe que me tiene aquí, cual perrito abandonado, que espera bajo la lluvia a que regresen a por él.
Y esta vez, ella ha vuelto.
A la porra con la dignidad. Tiene las puertas de mi alma abiertas, como siempre ha sido.
Me despido por hoy. Tengo varios cuadernos cuyas páginas en blanco debo rellenar, un teclado que aporrear.
Hoy todo ha cambiado.
Y es que, por fin, la inspiración, ha vuelto.