Hay que tener cuidado con los estados de ánimo depresivos, son un vicio.
He pasado un fin de semana maravilloso.No puedo quejarme de ningún momento vivido entre las 15:13 del Viernes y las 22:07 de hoy Domingo.
Él ha venido a verme y ha creado un mundo de color y dulzura solo para nosotros dos. Ha hurtado un breve periodo de tiempo a la vida, para regalármelo a mí.
Y huyeron los miedos, los ratos de tristeza, la rutina y los suspiros de desesperación.
Fueron sustituidos por las caricias, los besos y los abrazos, por la risa y las ganas de soñar despiertos.
Pero el sueño ha terminado de la misma manera que empezó: En el andén de una estación. De nuevo ha tomado un tren, y, pese a que se que volverá, no puedo evitar hundirme de nuevo.
Tengo la noche tonta. Por mucho que me he prometido a mí misma (y a él) que nada de llorar, unas lágrimas rebeldes afloran por mis ojos en los momentos más inesperados.
Me encuentro sin ganas de nada, haciéndome demasiadas preguntas y sin encontrar respuestas.
Tengo ganas de meterme en la cama, ocultarme bajo las sábanas y dormir, dormir y dormir hasta que de nuevo venga a verme. Y, pese a ello, no me queda más remedio que seguir despierta, continuar con la rutina de siempre, y esperar y esperar a que la vida nos conceda otro par de días juntos.
Creo que para soportar estas semanas voy a tener que perderme entre mis recuerdos, sumergirme en una realidad paralela, y alimentarme de los sueños y deseos que compartimos. Solo así podré llegar de una pieza a nuestro próximo encuentro.
Y mientras pienso en todo lo que hemos vivido juntos, y lo que aún nos queda por vivir, tres simples palabras vienen a mi cabeza...
GRACIAS...TE QUIERO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario