viernes, 9 de julio de 2010

La Roja

Hay cosas que me resultan incomprensibles. No me gusta el fútbol. No creo que llegue a gustarme.
Respeto que la gente lo siga. Respeto que se alegren con las victorias de su equipo, en este caso, de su selección.
¿Pero quién me respeta a mí? ¿Acaso al resto del mundo no le han enseñado que la libertad propia termina donde empieza la de los demás?
“Yo soy español, español” Me parece perfecto. Bien por ti. Enhorabuena por tu patriotismo.
Yo también soy española, aunque a veces, lamento decirlo, me avergüenzo. Porque, según pasan los años, y voy dándome cuenta de las cosas, voy comprobando el nivel de tolerancia y educación, el gran nivel cultural que hay en este país.
Me pregunto… ¿comprenderían mis vecinos si la próxima Luna llena saliera a las tantas de la noche al balcón de mi casa, con una trompetilla de plástico, mientras grito “¡Feliz Luna de las bendiciones a todo el mundo!”?
¿Harían los municipales la vista gorda si, subida en el coche, comenzara a pitar por todas las calles de la ciudad? Creí tener entendido que pitar con el coche estaba prohibido, excepto para avisar a otros de un posible peligro. Entonces, ¿cómo es que el pasado Miércoles, la comisaría de Ávila no se llenó de energúmenos que no tenían nada mejor que hacer que tocar la bocina del coche?
Me los imagino:
-Tocan la bocina.
-Les hace gracia (“Uy, si esto suena jijiji”)
-Vuelven a tocar.
-Jijiji.
Y así indefinidamente.
Sin pensar en las familias que tienen a los niños pequeños llorando por el ruido, en la gente que se levanta a trabajar temprano, en los que tenemos dolores de cabeza constantes…
¿Qué importan los demás? España marcó gol, España ganó. ¬¬
La gente me suele mirar raro cuando digo que no me gusta el fútbol, que no apoyo “a la roja” y que ganan ellos, no yo.
“Ganamos todos” me dicen.
El día que un futbolista me ponga una casa en la montaña por haber ganado un partido, me lo creeré.
Y es que no me parece normal no poder dormir por culpa de un grupo de energúmenos. No entiendo que, por su estúpida euforia tenga que darme un ataque de migrañas. Que al día siguiente, en el telediario, en vez de comenzar las noticias con la crisis, el hambre en África, la mancha de petróleo del golfo de México, la guerra entre Palestinos e Israelíes, lo hagan con la victoria de la selección.
¿Perdón? Creí que había un espacio dedicado a los deportes en todos los informativos.
Así van las cosas. Parece ser que en el país en el que vivo, es más importante que Fulanito meta un gol, antes que el hecho de que la gente no tenga trabajo.
Qué triste de verdad.
El asunto es que no me enfado con ellos. Más bien me dan pena.
Pobres ilusos, pasarán unas horas de euforia y desvergüenza. Pero al día siguiente, los señores que marcan gol, serán algo más millonarios, y mientras, la afición, tendrá que seguir dejándose la piel para llegar a fin de mes.

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